domingo, 29 de junio de 2008

De libros, juegos y llantos


Volví de los tíos Ale y Gabi. No, no. Ya sé que están pensando, pero se equivocan. No es que recién volvó ahora desde la última vez que se posteó algo acá, nada que ver. ¡¿Qué se creen ustedes?! ¿que sólo los veo si hay posteos en el blog?

El tema de los blogs es un tema en la casa de los tíos. Por un lado está bueno, porque como Gabi pone las fotos y cuenta más o menos qué le pasa a él cuando yo ando por su casa y además mete uno o dos bocados sobre mí, algún día, cuando yo sea grande y alguien invente alguna herramienta para rescatar los blogs del espacio virtual, podré ver cómo y qué hacía por estos días que nos tocan vivir.

Otra excusa barata que encontré el señor dueño del blog, es que su máquina digital está rota. ¿Y a mí qué me importa? ¿Es justo que yo me pierda parte de mi crecimiento virtual y cuando sea grande no poder saber qué onda el día que fui a comer con los literatos? No, no y no. No es justo, así que Gabi, vení, contá alguna cosa de ayer y de hoy.

¿Qué le pasa ahora? No quiere escribir. Dice que no hay fotos, que la cámara nueva no tiene pilas, que las pilas de la máquina vieja no sirven. Bueno, sera cierto porque mucho este no miente.

Bueno, no sé, ya que les tomé prestada vuestra atención, intentaré con mis mejores armas contáros algo. No se asusten, que no os relataré en español, va de criollo liso y llano.

Pasaron por mí antes que llegáramos de la casa de mi papi. Mamá iba para no sé dónde y papi no sé para qué otro, o tal vez iban para el mismo lado. Lo que sea, pero vivieron a buscarme y me llevaron a una tallarinada de literatos. Es el grupo donde va Gabi para intentar escribir algo de cierta forma literaria. Había muchos grandes, algunas más grandes que el tío y la tía. Había fideos y varias salsas. Yo comí muy bien y tomé agua. Vi la coca, y ahora que ya hablo bastante la podría haber pedido. Pero para no joderlos, tomé agüita.

Había mucha gente y a Gabi le regalaron un libro. Es un libro premiado en España. Estaba contento el tío. Yo me fui afuera a jugar con la tía Ale. Había una tortuga que caminó mucho y se cansó. Como estaba cansada se durmió. Toda la gente grande que estaba afuera me preguntaban mi nombre. Tenían calor por dentro porque echaban humo por la boca. Se ve que tenían un fuego en la panza. Ah, cierto cigarrilos, puaj. Se ve que me porté muy bien, porque esos decían todos. Y aunque los grandes son de jugar a Pinocho, no sé, parecían buenos tipos, les creo aunque llenen páginas de fantasías.

Después nos fuimos para la casa de Lolo, el de los juguetes lindos. Ahora tiene un hermanito que se llama Mateo. Ya conozco tres Teos, este que comento, el hermanito de Rocío y un hijo de una amiga de mamá, aunque ese es Teo original, no se llama Mateo, es así, sólo Teo.

Bueno, no sé, jugamos, comimos, y nos fuimos para la casa de Ale y Gabi. Se hacía la hora de comer y nos fuimos de nuevo. A lo de los suegros de Gabi. Son muy buenos Salva y Caty. Me dieron pizza, agua y me dejaron jugar con Sol. También pedí Dibus. ¡Cómo me gustan los dibus!

No quiero contar que no quería dormirme, que quería seguir jugando. El tío medio que se sacó un poco, así que lo dejé ganar, creyendo que me convencía. Pero esto no lo quiero contar. Igual me habló bien, tranquilo y de a poco las lágrimas se me fueron. Se me fueron tanto que se bajaron hasta el piyama. Los tíos se piensan que es pis, pero no, son lágrimas. No quiero contar que no quería bañarme y que e tío me baño mientras yo lloraba. Y veníamos bien, porque tomé la leche y estaba jugando. Igual no sé, pasó rápido, la verdad que podría haberme bañado más sin llorar. En fin, yo chico, tengo licencia para llorar.

Después, bañadito encontré el pata pata. Adentro tenía la pelota y el libro del Tractor. Así que, como estaba leyendo, le pedí que me contara mi cuentito.

El agricultor con el traje verde y el sombrero amarillo, aunque yo digo que el traje es verde. Gabi me corrije y yo le digo que sí, que es verde, tenés razón. Vimos los patos, las vacas, las gallinas, los cerdos, el perrito y el conejo. Me gusta mucho ese libro.

El tío quiso sacar fotos para retomar este blog, pero se ve que era cierto eso de las pilas. De todos modos, éste no se vence fácil, y se le ocurrió poner imagen de los libros. Zafó, hasta que se rompa el escáner, podrá zafar así.

Chau besos, que ahí viene el dueño de los blogs y querrá ver sus emails.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bueno que volviste Ankucito con tus relatos, inevitablemente (y sin animos de querer evitar) me sacas una sonrisa siempre siempre! salvo cuando ordenas y edis cosas llorando.Pero seguro no queres que cuente esas cosas!
Voy a ver si me pongo las pilas y le pido otra vez la clave al tio para que contemos juntos nuestras andanzas, como hoy que me acompañaste con papa Fede y Paula a parar el colectivo, como vos sabes, y me saludaste desde abajo!
Nos vemos por aca o por alla sobrinito! te quiero mucho, la tia cin